Por: Y. Santana Es un hecho que en nuestro proceso de vida tenemos que volver a la cruz. Jesús vino a la Tierra a cambiar nuestros paradigmas, como lo que pensamos que es correcto, la manera que vemos al mundo, nuestras circunstancias y a nosotros mismos. A menudo resistimos la forma en que él ve las cosas, pero es la manera correcta. Todos anhelamos un cambio en nuestras vidas y este es realmente posible. El problema es que no basta solo con desearlo, esto solo es el primer paso. Para que ocurra, hay que ir a la cruz. Esto a su vez implica una acción. La cruz habla de amor incondicional, de perdón y salvación. La cruz habla de una aceptación inmerecida. Jesús nos dio ejemplo y a través de su sacrificio nos otorgó todo esto y más. Esto ha restaurado nuestra identidad, por eso en Cristo somos nueva criatura y renovados. Puede que a lo mejor piensen: "esto lo sé ya". Pero no sé cuán consientes están sobre esta revelación. No merecíamos que alguien justo y puro pagará tan alto precio; y que con esto nos diera libertad, paz, vida y vida eterna. Decidir por él por toda la vida, amarlo a él más que a cualquier cosa nos da paz y otorga la verdadera identidad. Esta semana en especial, nos invita a considerar lo que él nos está ofreciendo. Creo que debemos rendirnos y seguirlo a él. Amarlo solo a él sobre todas las cosas que consideramos valiosas. Nada en esta vida se compara a él. Nada lo supera. Donde él está todo se ilumina porque él es la luz verdadera. Todos tenemos un trono en el corazón. Si allí estamos nosotros mismos, viviremos la tiranía de nuestra humana soberbia. Si invitamos a nuestro Rey a tomar su lugar, seremos libres y reinará la Paz que tanto ansiamos tener. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» Juan 3:l6 RVR60 «Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.» Juan 8:12 NVI «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.» Juan 14:6 RVR60 Foto recuperada de Google
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