Por: JNFR Para muchos el año nuevo significa un reinicio. Como dicen, un borrón y cuenta nueva. Es como si la idea de un nuevo año por si sola fuese el gran cambio que necesitaban. En ocasiones, esta idea impulsa a muchos a trazarse nuevas metas para sus vidas, pero tristemente esta motivación suele durar muy poco. Cuando analizo este fenómeno, pienso que tiene que ver con la idealización y expectativas que nos hacemos cada 31 de diciembre acerca del año nuevo y lo que el mismo trae. Pero la verdad es que el nuevo año trae consigo lo que trae cada amanecer, nuevas misericordias y oportunidades. Con el 2018 no podemos borrar los momentos difíciles o los errores que cometimos en el 2017. Un clavo jamás saca otro clavo, ni un día nuevo borra el anterior. Ahora bien, el 2018 si es una oportunidad para aceptar lo que fue y prepararse con las enseñanzas recibidas para darle la bienvenida al futuro. Pero, como dijo el escritor estadounidense William Arthur Ward: “Las oportunidades son como los amaneceres. Si esperas demasiado tiempo, las echas de menos.” Es decir, que si no estamos lo suficientemente enfocados, las oportunidades se nos escapan. Y creo que esto es lo que pasa: nos motivamos por el nuevo año pero el peso del pasado se convierte en obstáculo en el camino. Así que para poder seguir verdaderamente empoderarnos del futuro, nos enfrentamos a la decisión de movernos hacia adelante. El pasado solo sirve para aprender de él, el futuro es quien está lleno de infinitas oportunidades. Debemos esforzarnos por sentir todos los días esas maripositas de año nuevo que nos impulsan al cambio y al progreso. Debemos tomar la decisión de en qué enfocarnos. Por más difícil que esto sea, siempre es tu elección. |
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Marzo 2019
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