Por: JNFR "El nacimiento de Cristo es el acontecimiento central en la historia de la tierra -la misma cosa en sí de la que se ha tratado toda la historia-". C.S. Lewis Jesús no es únicamente la razón para la Navidad, Él es en efecto la Navidad. Todos los eventos previos a Él de manera directo a indirecta prepararon el camino para su llegada. Su nacimiento fue la mayor promesa de amor de Dios hecha realidad y su sacrificio marcó el fin de nuestra perdición y el inicio de una jornada de esperanza y salvación. Jesús, la persona más importante de la historia, hizo su entrada a este mundo de forma inusual, irónicamente de manera milagrosamente humilde. Su vida nos inspira y su carácter nos confronta. Su gracia nos alcanza y su esencia, el amor, nos perdona y restaura. Si, las tradiciones navideñas son hermosas, y más en Puerto Rico. El tiempo en familia, las fiestas, los regalos y la manera en que la época nos une es una gran e indudable bendición; pero este día se trata de Jesús, el Cristo por el cual, lo reconozcas o no, tienes vida hoy para gozar de todo esto. Jesús es la Navidad, así que Navidad es todo el año. Navidad es el nacimiento literal de Cristo en un pesebre y en nuestros corazones. No hay mejor regalo que este. El regalo del amor tan indescriptible e inefable que es en efecto Jesucristo de Nazareth, nacido en Belén de una virgen en un humilde pesebre, nuestro Señor y Salvador. “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Se extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin. Gobernará sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo y sostenerlo con justicia y rectitud desde ahora y para siempre. Esto lo llevará a cabo el celo del Señor Todopoderoso.” Isaías 9:6-7 NVI Nunca olvides que Jesús es la razón por la cual celebramos.
Por: JNFR ¿Qué celebramos? En medio de un mundo post-modernista, lleno de relativistmo y de ambigüedades, nos debemos repetir una y otra vez la misma pregunta: ¿Qué celebramos? o mejor dicho ¿A quién celebramos? A caso celebramos unas "fiestas" o "holidays", o solo se trata de tradiciones antigüas de las cuales solo participamos por costumbre. En este mes celebramos la Navidad, que hace referencia a la Natividad, el nacimiento de Jesús de Nazareth, hijo de Dios. Sí, todos lo hemos escuchado antes, pero aún así en nuestro corazón lo olvidamos. Celebramos la llegada hace más de dos mil años de nuestros Señor, el Mesías tan deseado y esperado. Celebramos al amor personificado, a la gracia y salvación hecha hombre. Celebramos que nacio la esperanza para nuestras vidas, nuestro Salvador. El significado de este mes sobrepasa las fiestas y los regalos, el mismo se encuentra en Jesucristo de Nazareth, la Divinidad que se hizo humano para morir y resucitar por amor a nosotros. "Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre." Lucas 2:10-12 (RVR60) Por: JNFR "Hacer las cosas bien" y/o "Hacer el bien", esto es algo que todos queremos. Nadie quiere "meter la pata", equivocarse, fracasar o fallar. La mayoría del tiempo, nuestra principal motivación para hacer el bien, ya sea por uno mismo o por los demás, radica en el miedo a las consecuencias. Específicamente, las negativas. Vivimos en una sociedad donde desde pequeños se nos enseña a qué no hacer y las consecuencias de desobedecer. Por dar unos ejemplos, todos sabemos que si robamos podemos ir a la cárcel, igualmente, si mentimos y nos cachan, tendremos consecuencias desagradables. Mi intención no es señalar que esto está mal, pero que tal si cambiamos el mensaje. Que tal si comenzamos a enseñarle a nuestros hijos desde muy pequeños a hacer primordialmente lo bueno, y los hermosos resultados que esto acarrea, en vez de lo contrario. Nuestro Señor y Salvador, a quien celebramos en esta hermosa época, dijo: “…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Mateo 22: 37-39 RVR Esta es la mayor regla, ley y/o norma por la cuál debemos regir nuestras vidas. Y si prestas atención, a diferencia de los diez mandamientos (los cuales también son de gran importancia), Jesús decidió resumirlos diciéndonos que hagamos el BIEN, en vez de las cosas malas que no debemos hacer. La invitación de nuestro Dios es a que hagamos el bien por encima de cualquier otra cosa. Simplemente por que es lo correcto, y eso debe traernos complacencia. El que ama a Dios por sobre todo, y a su semejante como a sí mismo, inevitablemente procederá en la vida con amor, bondad, generosidad, justicia y honestidad. Si eres de los que hace resoluciones de año nuevo, esta debe estar en tu lista: “Haré el bien no porque tengo miedo a las consecuencias negativas, sino porqué es lo correcto y me llena de satisfacción.” Sé la luz que alumbra en medio de este mundo lleno de oscuridad. Sé luz, no por miedo a la oscuridad, sino porque la luz es buena, es lo correcto y te complace alumbrar a aquellos que están en oscuridad. “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.” Mateo 5:14 RVR Foto recuperada de Pinterest
por Yanira E. Santana
Estamos en la época que para muchos es la más hermosa del año. Los regalos, decoraciones y fiestas nos hacen recordar emociones gratas junto a nuestra familia y amigos. Muchas veces esta festividad se diluye al igual que aquella historia del cumpleaños de un niño que dormía en una cama donde los invitados dejaban al llegar sus abrigos. Estos iban tapando al niño sin darse cuenta, que cubrían al objeto de la fiesta la cual disfrutaban. Hoy también cubrimos al objeto de esta gran festividad ignorando la esencia misma. El nacimiento de Jesús nos encierra un importante mensaje que no pierde vigencia. Es actual porque trasciende a través de la historia como la verdad. En el evangelio de Lucas Capítulo 2:1 en adelante relata el nacimiento de Jesús, según el relato bíblico Jesús tuvo que nacer en un pesebre porque no había lugar en el mesón. Cada corazón es el lugar donde el Rey de reyes quiere nacer y reinar para dar vida. Aun así Jesús en su misericordia nació en un pesebre para enseñarnos que Él es quien nos da alimento de vida. El pesebre es un recipiente alargado donde come el ganado. Jesús se hizo alimento de vida para cada ser humano. Todos necesitamos del alimento espíritual para suplir nuestra hambre y Jesús se hizo pan de vida por amor. Dios proveyó un salvador. Todos los seres humanos necesitamos un Salvador aunque no queramos reconocerlo, ya que somos incapaces de hacerlo por nosotros mismos. Muchos preguntan ¿Salvarnos de qué? Esta pregunta refleja la mentalidad pos moderna hedonista y secular. Primeramente Jesús nos salva de la desgracia y las consecuencias de la tiranía de gobernarnos a nosotros mismos. Los resultados de hacerlo a nuestra manera son evidentes a nivel individual y colectivo. Todos nosotros le hemos dado la espalda y la consecuencia de establecer nuestra dictadura es vivir lejos de Él. Cuando nos ponemos en el lugar correcto con una actitud reverente y humilde ante Dios disfrutamos de la paz que el ofreció a los pastores profetizada por los ángeles, “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz , buena voluntad para con los hombres” (Lucas 2:14) .La voluntad de Dios para el hombre siempre es buena y otorga paz. Reflexionemos en esta Navidad démosle un lugar para nacer a Jesús, comamos de su alimento que nos da vida y recibámosle como Salvador y Rey. Esta es la verdadera fiesta. |
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Marzo 2019
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