Por: Y. Santana Ante los acontecimientos de la semana pasada en Puerto Rico muchos se preguntan ¿Qué podemos hacer? La pregunta trae escondida cierta incertidumbre, un aire de que la respuesta es: pues nada, no hay nada que hacer. Es una combinación de emociones. Frustración e impotencia. Ante este embate que apenas comienza, reflexionamos como pueblo cristiano. Realmente la palabra nos guía a respuestas y exige que estemos a la altura de los tiempos. Dios espera que seamos fieles a Jesús, valientes para defender el evangelio y que asumamos postura no importa las circunstancias. No es compatible un cristiano sin estas cualidades. Estas cualidades no son emociones son decisiones. Cuando Dios llamo a Gedeón lo llamo "varón esforzado y valiente". Gedeón no se sentía según le llamaban, pero respondió según Dios lo vió y fue transformado. Los tiempos de hoy gritan por gente de una sola pieza que no se dobleguen a las estatuas del mundo, que no cambien de opinión por la presión. En este tiempo se nos pedirá defensa de nuestra fe. ¿Estas dispuesto a actuar según Dios te ve?, ¿Estas dispuesta a dejar todo por Cristo?. Solo los que se mantengan firmes llegaran a la meta. Aquellos que valientemente digan no me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios. Dichosos ustedes cuando los odien, cuando los discriminen, los insulten y los desprestigien por causa del hijo del hombre" Lucas 6:22 Por: JNFR Siempre pensé que mi mayor temor era al fracaso, pero al pasar del tiempo me he dado cuenta de que no es así. Tenemos una concepción absoluta acerca del fracaso donde solo significa algo negativo, y no es necesariamente así. Aunque ciertamente el fracaso es antónimo de éxito, este también significa que lo intentaste. Significa un intento genuino por alcanzar algo. El fracaso nos deja lecciones y experiencias. El fracaso nos otorga oportunidades, aunque no sean acordes a nuestro plan original. El fracaso nos ayuda a reenfocarnos. Luego de entender esto, supe que mi mayor miedo en realidad es perder el tiempo. Esto puede sonar un tanto cliché, pero cuando analizamos no hay nada en este mundo como el tiempo. Primero, es incalculable pues nadie sabe cuanto tiempo le resta en esta vida. Segundo, es invaluable pues no hay como comprarlo. Y tercero es inmanipulable pues no podemos acelerar ni retroceder a nuestro antojo, solo tenemos la opción del presente. Aún sabiendo todo esto me percato que en ocasiones el ser humano vive sin darle importancia al tiempo. Nuestras prioridades están un tanto desenfocadas pues mientras vivimos queriendo administrar todo a nuestro deseo olvidamos que el tiempo es parte importante a administrar. Mientras vivimos buscando alcanzar el éxito sea cual sea nuestra motivación, tal vez descuidamos otras partes de nuestra vida que no podremos volver atrás a componer. En ocasiones dedicamos mucho tiempo a nuestro trabajo y descuidamos nuestra familia. Otras veces lo invertimos estudiando y no atendemos a nuestros amigos. En peores escenarios vivimos en el afan diario y descuidamos nuestra salud al no dedicar tiempo a actividades que ayuden a la estabilidad de esta. Sin importar cuan buenas sean nuestras intenciones en la realización de cualquier actividad, la clave del éxito en el manejo del tiempo es el balance. Mejor no lo pudo expresar la palabra de Dios en Eclesiastes 3: “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: 2 un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar; 3 un tiempo para matar, y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir, y un tiempo para construir; 4 un tiempo para llorar, y un tiempo para reír; un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de gusto; 5 un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas; un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse; 6 un tiempo para intentar, y un tiempo para desistir; un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar; 7 un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser; un tiempo para callar, y un tiempo para hablar; 8 un tiempo para amar, y un tiempo para odiar; un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz.” Foto Recuperada de Google
Por: José E. Rodríguez Todos tenemos algo que queremos resolver. Creo tener una idea de como lograrlo:
"Disfruta de quien eres y de lo que te ha sido concedido. Desea las cosas de corazón, sin caprichos, ni exigencias. Busca tener una relación saludable contigo, los demás y la creación. Esto nos dará confianza y provocará una actitud activa. Ama el momento actual e involúcrate comprometido con un plan de vida para cumplir un propósito. Entonces llegará la solución." (Salmo 37:4-6) Si ya hemos intentado todo sin obtener resultados, estoy seguro de que aquí encontraremos respuesta. Por: JNFR Es cierto que en ocasiones, no tenemos o conocemos las soluciones a muchas de las problemáticas que nos aquejan. Esto hace que en momentos no podamos hacer nada para cambiar estas realidades. Quedan fuera de nuestro control. No obstante, SIEMPRE tenemos la opción de decidir como nos sentiremos ante ellas. La tristeza, el coraje, la ansiedad, etc., siempre son las respuestas rápidas, por ende las más fáciles, ante estas situaciones. Es como algo automático. Pero yo he decidido cambiar esto en mí. No se trata de que no experimentaré estas emociones, les prometo que no soy "alien", sino que siempre haré un esfuerzo mayor por transformarlas en algo positivo. Si a fin de cuentas las situaciones externas que no puedo cambiar seguirán igual sin importar como me sienta, pues mejor paso el trago amargo sonriendo. Si igual me va a tocar cruzar el "Niagara en bicicleta" pues lo haré cantando. Se trata de siempre tener la mentalidad correcta. Sentir paz, sentir alegría, amar, etc., son decisiones que han de ser tomadas. Yo sé que se puede. Así que te invito a que reflexiones en las palabras de nuestros Señor Jesús cuando dijo: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.» 1960RVR 16:33S.Juan «y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» 1960RVR 8:32S.Juan Foto Recuperada de Google
Por: JNFR ¿Qué es la oración? Hay un sinnumero de versos bíblicos que hablan de la oración, de que es, de cómo debemos hacerla, de su poder y de sus concecuencias. Incluso, el mismo Jesús nos dio el mejor ejemplo de cómo debemos orar en Mateo 6:5-13. De manera simple y resumida la oración es, en esencia, hablar con Dios. Pero hoy quiero que abordes la oración de otra manera que tal vez no has considerado antes, como fe. Entonces, ¿qué dice la Biblia acerca de la fe?. La verdad es que muchas cosas también, pero de todas considera este pasaje en Santiago 2:14-26 (NTV) 14 Amados hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no lo demuestra con sus acciones? ¿Puede esa clase de fe salvar a alguien? 15 Supónganse que ven a un hermano o una hermana que no tiene qué comer ni con qué vestirse 16 y uno de ustedes le dice: «Adiós, que tengas un buen día; abrígate mucho y aliméntate bien», pero no le da ni alimento ni ropa. ¿Para qué le sirve? 17 Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil. 18 Ahora bien, alguien podría argumentar: «Algunas personas tienen fe; otras, buenas acciones». Pero yo les digo: «¿Cómo me mostrarás tu fe si no haces buenas acciones? Yo les mostraré mi fe con mis buenas acciones». 19 Tú dices tener fe porque crees que hay un solo Dios. ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados. 20 ¡Qué tontería! ¿Acaso no te das cuenta de que la fe sin buenas acciones es inútil? 21 ¿No recuerdas que nuestro antepasado Abraham fue declarado justo ante Dios por sus acciones cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿Ya ves? Su fe y sus acciones actuaron en conjunto: sus acciones hicieron que su fe fuera completa. 23 Y así se cumplió lo que dicen las Escrituras: «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe». Incluso lo llamaron «amigo de Dios». 24 Como puedes ver, se nos declara justos a los ojos de Dios por lo que hacemos y no solo por la fe. 25 Rahab, la prostituta, es otro ejemplo. Fue declarada justa ante Dios por sus acciones cuando ella escondió a los mensajeros y los ayudó a regresar sin riesgo alguno por otro camino. 26 Así como el cuerpo sin aliento[d] está muerto, así también la fe sin buenas acciones está muerta. La oración es una de las manifestaciones de la fe, así que entendiendo lo que plantea el pasaje, es nuestra responsabilidad acompañar a esta de obras, de acciones, sino la misma es muerta y queda sin efecto. Sí, somos seres vulnerables, imperfectos y dependientes de Dios, no obstante ese mismo Dios nos otorgó y equipó de capacidades únicas que nos diferencian de toda la demás creación y nos permite desenvolvernos y vivir una vida especial. Es un hecho que la oración tiene un poder incalculable. Esta demuestra nuestra infinita fe en Dios, pero el acompañarla de obras guiadas por el Espíritu demuestra coherencia en nuestra fe, madurez, sabiduría y la manifestación de la santidad en nuestras vidas. |
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Marzo 2019
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