Por: JNFR Siempre pensé que mi mayor temor era al fracaso, pero al pasar del tiempo me he dado cuenta de que no es así. Tenemos una concepción absoluta acerca del fracaso donde solo significa algo negativo, y no es necesariamente así. Aunque ciertamente el fracaso es antónimo de éxito, este también significa que lo intentaste. Significa un intento genuino por alcanzar algo. El fracaso nos deja lecciones y experiencias. El fracaso nos otorga oportunidades, aunque no sean acordes a nuestro plan original. El fracaso nos ayuda a reenfocarnos. Luego de entender esto, supe que mi mayor miedo en realidad es perder el tiempo. Esto puede sonar un tanto cliché, pero cuando analizamos no hay nada en este mundo como el tiempo. Primero, es incalculable pues nadie sabe cuanto tiempo le resta en esta vida. Segundo, es invaluable pues no hay como comprarlo. Y tercero es inmanipulable pues no podemos acelerar ni retroceder a nuestro antojo, solo tenemos la opción del presente. Aún sabiendo todo esto me percato que en ocasiones el ser humano vive sin darle importancia al tiempo. Nuestras prioridades están un tanto desenfocadas pues mientras vivimos queriendo administrar todo a nuestro deseo olvidamos que el tiempo es parte importante a administrar. Mientras vivimos buscando alcanzar el éxito sea cual sea nuestra motivación, tal vez descuidamos otras partes de nuestra vida que no podremos volver atrás a componer. En ocasiones dedicamos mucho tiempo a nuestro trabajo y descuidamos nuestra familia. Otras veces lo invertimos estudiando y no atendemos a nuestros amigos. En peores escenarios vivimos en el afan diario y descuidamos nuestra salud al no dedicar tiempo a actividades que ayuden a la estabilidad de esta. Sin importar cuan buenas sean nuestras intenciones en la realización de cualquier actividad, la clave del éxito en el manejo del tiempo es el balance. Mejor no lo pudo expresar la palabra de Dios en Eclesiastes 3: “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: 2 un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar; 3 un tiempo para matar, y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir, y un tiempo para construir; 4 un tiempo para llorar, y un tiempo para reír; un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de gusto; 5 un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas; un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse; 6 un tiempo para intentar, y un tiempo para desistir; un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar; 7 un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser; un tiempo para callar, y un tiempo para hablar; 8 un tiempo para amar, y un tiempo para odiar; un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz.” Foto Recuperada de Google
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Marzo 2019
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