Por: JNFR Todos fuimos creados por Dios a su imagen y semejanza, y destinados para cosas grandes. Cosas grandes que solo saliendo de nuestra zona de comodidad y tomando la decisión de soñar las podremos alcanzar. Diariamente el mundo hace mucho ruido y trata de callar la voz de nuestra alma donde Dios nos habla para dirigirnos a sus planes perfectos. Has silencio, presta atención a esa voz y persigue tus sueños. Cambiar el mundo depende de ti. Por:JNFR En muchas ocasiones he escuchado a personas testificar de alguna situación o prueba vivida y automáticamente adjudicarle la misma a una obra de satanás. Y yo, con un simple análisis del relato, puedo percatarme que el origen de esa prueba en específico no necesariamente fue por obra de satanás, sino consecuencia de una pobre toma de decisiones. La Biblia nos enseña por medio de muchas historias de hombres y mujeres, que existen dos voluntades: la voluntad perfecta de Dios y la voluntad permisiva. La perfecta es una absoluta donde simplemente pasa lo que Dios desea que pase. Esta es misteriosa, pero maravillosa. No hay ninguna mejor que esta pues Dios, dentro de muchas más inefables cosas, es omnisciente. Así que siendo Dios quien conoce todas las cosas, todos los tiempos, y todas las dimensiones, etc., que más conveniente para nosotros el que se cumpla su voluntad perfecta en nuestras vidas. No obstante, Dios decidió en el principio crear al hombre a su imagen y semejanza(1). Esto, para explicarlo de la manera más simple, lo que significa es que nos otorgó capacidades racionales, analíticas, de pensamiento, etc., parecidas a las de Él. A esto le agregamos el regalo del libre albedrio: la libertad de elegir. De esto se compone la voluntad permisiva; Dios nos equipa con cualidades semejantes, aunque muy limitadas, a las de Él para poder conducirnos en la vida. Porque, para ilustrarlo de alguna manera, la vida se compone de la sumatoria de las decisiones que hemos tomado hasta el momento. Ahora bien, las personas viven erróneamente pensando que su peor y único enemigo es satanás. Y aunque sí, es una amenaza real y la Biblia nos exhorta a resistirle(2), no podemos perder de perspectiva que él no tiene acceso a nuestra mente. Él no sabe lo que pensamos o sentimos; solo tiene acceso a la información que revelamos de nosotros mismos. Y aunque satanás siempre está al acecho(3) de nuestras vidas, él no puede tomar decisiones por nosotros. Además, no podemos ignorar todas las exhortaciones de cómo debemos vivir que nos ofrece la Biblia. Esta información es irremplazable y sin ella no podremos tener la vida de bendición y abundancia que Dios desea para nosotros. Por favor, les pido que no me malinterpreten. Obviamente yo no tengo conocimiento del origen de todas las situaciones y “los males” que me ocurren. Pero si estoy consciente de que en muchas ocasiones he tratado de ser sabia en mi propia opinión(4) y no he sabido administrar bien el don de la libertad de elegir. Así que cuando escucho testimonios de pruebas “ocasionadas por el diablo” me entristece que la “híper-espiritualización” de las cosas se convierta en la peor amenaza de esa persona. El no responsabilizarse y asumir el papel de víctima se convierten en debilitadores del carácter. Y somos exhortados a tener la misma actitud de Cristo(5). Solo por medio del desarrollo de la constancia(6) podremos llegar a la estatura de nuestro Señor. Por último, sin restarle a todo lo anterior, necesitamos sabiduría. Y el principio de la sabiduría es el temor a Dios(7). Solo reconociendo a Jehová como el Dios todopoderoso creador de los cielos y la tierra, podremos encaminarnos a la sabiduría. Solo reconociendo su omnisciencia podremos asumir su consejo que nos guía a la verdad. Proverbios 16 1 Podemos hacer nuestros propios planes, pero la respuesta correcta viene del Señor. 2 La gente puede considerarse pura según su propia opinión, pero el Señor examina sus intenciones. 3 Pon todo lo que hagas en manos del Señor, y tus planes tendrán éxito. 4 El Señor ha hecho todo para sus propios propósitos, incluso al perverso para el día de la calamidad. La clave está en el balance; buscar para conocer la voluntad perfecta de Dios pero asumiendo y administrando por medio de la sabiduría que Él nos provee, el libre albedrio que él nos regaló. Y alguno de ustedes necesita sabiduría, no duden pedírsela nuestro generoso Dios, y él se las dará(8). Referencias indirectas:
(1) Génesis 1:27 RVR60 (2) Santiago 4:7 RVR60 (3) 1 Pedro 5:8 RVR60 (4) Proverbios 3:7 RVR60 (5) Filipenses 2:5 NTV (6) Santiago 1:2-4 NTV (7) Proverbios 1:7 RVR60 (8) Santiago 1:5 NTV Por: JNFR Esta frase la escucho más seguido de lo que desearía. Me atrevo a decir que todos hemos sido culpables de expresarla alguna vez. Esta se ha convertido en el discurso popular de estos tiempos cuando de la economía, la política, la educación, o cualquier otro tema social se trata. Hace unos días un "baby boomer" respondió con esta frase mientras discutíamos en relación a las elecciones que se acercan en noviembre. Por alguna razón esta vez me chocó y mucho. Su respuesta me incomodó. Y de inmediato vino a mi mente las palabras que le dijo Pablo a los Romanos en el capitulo 12 versículo 2 y se las dije: No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cual es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Pablo da esta exhortación a un pueblo que podríamos decir se asimilaba a nuestra sociedad puertorriqueña actual. Y su intención es clara y directa: No pienses como ellos, ni te amoldes a sus estilos de vida y de procesar la información. Digo que esto me chocó pues la frase denota falta de esperanza tanto en Dios, como en las futuras generaciones. El mundo actual podrá vivir sin esperanzas pero ese es un discurso incoherente para un hijo de Dios. Un hijo de Dios que es llamado a la fe, a ser sal, a ser luz, a amar, etc., no puede compartir esta mentalidad. Aun cuando todo lo que ocurre a nuestro alrededor apunte a que "esto no va a mejorar", el discurso de bendición, de fe y de esperanza es el que somos llamados a proclamar. Si hoy piensas que "todo anda mal", que la sociedad "va de mal en peor" y que "esto no va a mejorar", te tengo una buena noticia. El mundo no se ha acabado y Cristo no a venido aún. Sí, hay muchas cosas malas ocurriendo que parecen no tener solución. Sí, cada día más la economía, la moral y los sistemas parecen colapsar. ¿Pero sabes qué? Aún Dios está sentado en su trono. Así que no te acostumbres a la forma de pensar y de procesar la información de estos tiempos, por que Dios aún no ha acabado su obra en este mundo. Él no ha tirado la toalla, sino no hubiese mandado a su hijo a sufrir una muerte injusta y dolorosa por nosotros. Te aviso esto: se levanta una nueva generación que está dispuesta a transformar la cultura y la sociedad por medio de la luz de Cristo. Siempre, donde se prende una luz, se desvanece la oscuridad, no hay opción. Así que, mientras haya uno con esperanza y dispuesto a transformar, habrán cambios. No te amoldes, incomodate con estos discursos y transformalos. Imagen recuerda de Google.
Por: JNFR Todos en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado dolor. Ya sea físico o emocional, todos hemos pasados por momentos malos que acarrean consecuencias de tristeza y dolor. Así que me atrevo a afirmar que puede que nos hallamos preguntado un ¿por qué?. ¿Por qué esto ocurre? ¿Por qué a mí? Una vez más compartimos una asombrosa y acertada respuesta del Dr. Ravi Zacharias a una pregunta que confronta nuestras mentes. Este tema es complejo, pero el apologético Zacharias se acerca al mismo con sabiduría para simplificarnos el entender, mas allá del ¿por qué? que todos nos preguntamos, el ¿para qué?. |
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Marzo 2019
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