Por: Y. Santana En las sagradas escrituras en el evangelio de Juan capitulo 8, Jesús en un dialogo con los judíos que habían creído en él, los confronta acerca de lo que ellos creían. Esta porción (la cual les invito a leer) expone el tema de la verdad y de la mentira. Deseamos enfocarnos en el versículo 44: Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio éste ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira! Esta dura palabra nos hace reflexionar sobre las situaciones en las que lidiamos los cristianos por razón de nuestra fe. En las pasadas semanas a raíz de la masacre de Orlando se ha intensificado los ataques sin fundamento responsabilizando a los cristianos por este cobarde acto. Bien dijo la redacción de Actuall “Si parece islamita y se proclama islamita, es un atentado islamita”. Esto solo quiere decir que si la evidencia sobre el asesino apunta en una sola dirección y no se puede apuntar en otra. Aun así algunos persisten en negarlo, tal vez deseaban que esa fuse la conclusión, pero no fue así. Ningún Cristiano verdadero puede matar a su prójimo. Cada cristiano debe estar consiente que el diablo siempre miente y Jesús le llama padre de mentira. Las mentiras serán la orden del día y no faltará quien las repita y difunda. Pero nosotros somos de la verdad así que no debe faltar quien repita y difunda la verdad con todas sus fuerzas. No creamos la mentira, no la afirmemos, no digamos “es verdad”, no le demos “share”, no participemos del engaño. Pidamos sabiduría, no seamos sabios en nuestra propia opinión. No demos categoría de verdad a nuestras opiniones, ni a la de los otros. Las realidades actuales y las inventadas por los medios nos prueban como cristianos cada día. Jesús desafío a estos judíos que habían creído en el , les dijo: 31 Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Mantengámonos firmes en la verdad. La palabra de Dios es la verdad y si la escuchamos, si la hablamos y la vivimos seremos hacedores de la palabra y la palabra de verdad se hará rema en nuestra vida. Lo contrario seria darle a la mentira la posición de la verdad. Escuchar la mentira, hablar de la mentira o mentir y vivir la mentira. En un mundo que se jacta de su decadencia debemos vivir a la altura de los tiempos como pueblo que sigue a Jesús, elegido para establecer el reino. No demos paso a la mentira de las tinieblas, alumbremos en todo lugar. Nosotros somos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño. 1 de Juan 4:4 Por: JNFR Mi intención esta semana es hablarles del amor, pues entiendo es necesario recordar que siempre que el amar debe ser nuestra brújula en cuanto al curso de acción a tomar. En el proceso de reflexión recordé el pasaje en 1 Corintios 13, y supe que no es mi deber añadir a lo que ya desde hace mucho fue dicho en relación a este tema, así que aquí se los comparto, bendiciones:
Por: JNFR ¿El vaso esta medio lleno o medio vacío? Esta es una pregunta que todos alguna vez nos hemos hecho. Las respuestas a la misma pueden variar dependiendo de la persona, pero si me preguntan a mí, yo diría que las dos. Siempre traen esta metáfora como si se tratase de un asunto de perspectiva, pero no creo que sea así. En realidad, para que el vaso esté medio lleno, tiene que estar medio vacío. Aquí el asunto no es como lo ves, sino se trata más bien de decisión. ¿En qué lado del vaso decide estar? ¿En el lado medio lleno o en el medio vacío? En medio de tiempos difíciles como los que se viven en la actualidad siempre tenemos la opción de la tristeza, la amargura, la desesperanza... La invitación es a tomar la difícil pero beneficiosa desición de ver y estar en el lado medio lleno del vaso, siempre entendiendo que la felicidad es una desición. Mejor no lo pudo decir Ralph Marston: La felicidad es una desición, no un resultado. Nada te hará feliz hasta que tú decidas ser feliz. Ninguna persona te hará feliz hasta que tú decidas ser feliz. Tú felicidad no vendrá hacia ti. Tú felicidad viene de tí. Foto recuperada de Google
Por: JNFR La productividad se puede definir como la “capacidad de la naturaleza o la industria para producir”. Cuando hablamos de producción, el concepto solo nos habla del resultado de la fabricación o elaboración mediante el ejercicio de un trabajo. Este concepto no ofrece espacio para explicar la calidad del mismo. Por esto, podemos decir que la productividad por sí sola no necesariamente creará resultados o “productos” buenos. En la actualidad, las iglesias y los ministerios, han adoptado una mentalidad capitalista inclinada a la producción. Se imponen unas cuotas de actividades, servicios, congresos, etc., al año por hacer y miden el éxito de ellos por la cantidad de estas que puedan realizar. No es que esto esté mal, pero no podemos asociar directamente la cantidad de un “producto” con la calidad del mismo, ni tampoco el éxito de algo basado únicamente en un número. Esto es un llamado a enfocarnos. Sí, la Biblia dice que hay mucha cosecha por ser recogida y pocos obreros. También nos invita a ser luz y sal en todo momento. Estas son verdades irrefutables, y nos invitan a la acción, pero a la acción con conciencia. Rick Warren, en su libro de “Una Iglesia con Propósito” habla de cómo la iglesia debe ser luz, pero una luz concentrada. Hay una gran diferencia en el impacto que ocasiona la luz del sol en una hoja cuando esa luz se concentra por medio de una lupa. Fácilmente puede ocasionar que se encienda en llamas. Así mismo, Dios nos invita no solamente a ser cualquier luz en este mundo, sino una luz tan concertada como la de un rayo láser que al contacto con cualquier superficie la traspase. Ciertamente la iglesia tiene muchísimo trabajo por hacer en este mundo caído, pero jamás podemos perder de perspectiva que no se trata de cuantas cosas logremos hacer sino cuan efectivas estas sean en pos del evangelio de Jesucristo. No se trata de cuantos “productos” hacemos, sino más bien de la calidad de los mismos. Enfoquémonos en ser una luz concentrada, de impacto, y que nuestro mensaje más allá de que sea dicho muchas veces, sea presentado de una manera transformadora que ocasione un cambio de mentalidad en quienes los escuchan. Foto recuperada de Google
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