Por: JNFR «En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.» 1 Juan 4:10 NVI Nuestro Dios es uno de orden, y en ocasiones nosotros olvidamos en el orden en que él estableció las cosas. Esto nos puede ocasionar confusión que tiene potencial a hacernos errar. A esto le sumamos que el padre de mentiras siempre está al acecho El amor de nuestro Señor no llega a nosotros sujeto a que nosotros lo amemos, como expresa la palabra el mismo consiste en que él, desde la eternidad ya nos amó. De igual manera funciona el perdón de nuestros pecados. Escuché una vez a Alex Sampedro predicar, y de todas las impactantes cosas que mencionó, expresó lo siguiente: "Yo no le pido perdón a Dios y él me perdona, sino que Dios me perdonó y por eso puedo pedir perdón. Su amor no está condicionado, es sino que es incondicional.". Muy congruente con lo que menciona Juan. Dios ya nos amó, nos ama y nos amará por la eternidad. Por eso envió a Jesús, quien consumó ese amor por medio de su sacrificio que nos perdonó y justificó, ayer, hoy mañana y por siempre. Esto nos da la oportunidad a nosotros de entonces manifestar nuestro amor hacia él por medio del acto del arrepentimiento. No confundamos el orden. Él primero, luego nosotros. Imagen de Ira Thomas. Recuperada de: www.catholicworldart.com/He_Died.html
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