Por: Vanesa Pimentel La tendencia general ante la aflicción, la perdida, el dolor y la enfermedad es hacer la consabida pregunta:¿PORQUÉ; PORQUÉ A MI? Como si hubiesemos dado por sentado que estamos excentos o librados de ciertas situaciones, problemas o tribulaciones. Ciertamente la aflicción no es agradable para nadie. Pero que tal si entendieramos que hemos sido llamados a buscar y encontrar el propósito a todo, especialmente a la prueba y la aflicción. Esto de ser seguidores de Cristo nunca ha sido algo común ni corriente. Entiende que tú Líder, siendo QUIÉN ES, lo soporto todo hasta la muerte en la cruz. Entonces, cambia la pregunta: ¿PARA QUÉ? ¿CON QUÉ PROPÓSITO? Comienza a cooperar con el proceso, quita la resistencia. Preguntate: ¿Porque NO a mi? Obtienes utilidad y función a través de la prueba y la aflicción. Nada de lo que vives, sufres, aprender y vences es para ti. Eres perfeccionado, purificado y afinado a través del fuego de la aflicción para ayudar a otros a los pequeñitos en la Fe que vienen detrás. Los comentarios están cerrados.
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Marzo 2019
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