por Yanira E. Santana
Estamos en la época que para muchos es la más hermosa del año. Los regalos, decoraciones y fiestas nos hacen recordar emociones gratas junto a nuestra familia y amigos. Muchas veces esta festividad se diluye al igual que aquella historia del cumpleaños de un niño que dormía en una cama donde los invitados dejaban al llegar sus abrigos. Estos iban tapando al niño sin darse cuenta, que cubrían al objeto de la fiesta la cual disfrutaban. Hoy también cubrimos al objeto de esta gran festividad ignorando la esencia misma. El nacimiento de Jesús nos encierra un importante mensaje que no pierde vigencia. Es actual porque trasciende a través de la historia como la verdad. En el evangelio de Lucas Capítulo 2:1 en adelante relata el nacimiento de Jesús, según el relato bíblico Jesús tuvo que nacer en un pesebre porque no había lugar en el mesón. Cada corazón es el lugar donde el Rey de reyes quiere nacer y reinar para dar vida. Aun así Jesús en su misericordia nació en un pesebre para enseñarnos que Él es quien nos da alimento de vida. El pesebre es un recipiente alargado donde come el ganado. Jesús se hizo alimento de vida para cada ser humano. Todos necesitamos del alimento espíritual para suplir nuestra hambre y Jesús se hizo pan de vida por amor. Dios proveyó un salvador. Todos los seres humanos necesitamos un Salvador aunque no queramos reconocerlo, ya que somos incapaces de hacerlo por nosotros mismos. Muchos preguntan ¿Salvarnos de qué? Esta pregunta refleja la mentalidad pos moderna hedonista y secular. Primeramente Jesús nos salva de la desgracia y las consecuencias de la tiranía de gobernarnos a nosotros mismos. Los resultados de hacerlo a nuestra manera son evidentes a nivel individual y colectivo. Todos nosotros le hemos dado la espalda y la consecuencia de establecer nuestra dictadura es vivir lejos de Él. Cuando nos ponemos en el lugar correcto con una actitud reverente y humilde ante Dios disfrutamos de la paz que el ofreció a los pastores profetizada por los ángeles, “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz , buena voluntad para con los hombres” (Lucas 2:14) .La voluntad de Dios para el hombre siempre es buena y otorga paz. Reflexionemos en esta Navidad démosle un lugar para nacer a Jesús, comamos de su alimento que nos da vida y recibámosle como Salvador y Rey. Esta es la verdadera fiesta. Los comentarios están cerrados.
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Marzo 2019
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